Imaginé, que las nubes eran barcos
que llevaban en sus cargas
las cartas que nunca escribí
y aquellas tantas que escondí.
Imaginé, tu rostro iluminado por la luna;
que tus ojos como estrellas
me guiaban por las noches
inundadas de locura.
Imaginé que el desierto florecía
cuando a mi lado aparecías,
que los mares desbordaban
cuando el amor susurrabas.
Pero un día desperté
de toda esa fantasía,
pues mis sueños se esfumaron
dejando abierta una herida.
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